Alex Nuñez
El economista austriaco, fundador de la Economía del Bien Común, planteo en su charla en nuestro país, la necesidad de valorar otros indicadores como relaciones interhumanas y los valores éticos a la hora de medir el crecimiento económico.
En esta economía actual de libre mercado el comportamiento ético de las empresas no forma parte esencial de sus actividades económicas. Es más, las herramientas analíticas que disponen están orientadas principalmente a la generación de utilidades. Olvidando en gran parte los valores que una sociedad ocupa como esenciales para su constitución y desarrollo.
Sin embargo, en el futuro indicadores monetarios como la maximización de utilidades de las empresas y el Producto Interno Bruto de un país serán cuestionados por no reflejar valores éticos.
Necesidad de una guía ética para el actuar económico
En la práctica, es sabido que el mercado tiende a asignar inequitativamente los bienes y recursos, afectando la equidad social. Chile, por ejemplo, es el país con mayor desigualdad de salarios, según lo afirma el último informe de la OCDE.
Valores como la justicia social, solidaridad, responsabilidad con el medio ambiente y cooperación se hacen muy necesarios, bajo un modelo económico que fácilmente se olvida de ellos.
Por lo tanto, hoy, necesitamos de una ética que guíe el actuar económico. La ética de las empresas, en este caso, no será aquella que ayude a mejorar la toma de decisiones de la empresa o delegada únicamente a la responsabilidad social empresarial, sino, todo lo contrario, asumirá responsabilidad con la sociedad más allá de los réditos económicos.
Debemos, entonces,volver a conciliar lo económico y lo ético –pero con predominio en los valores éticos y no en los económicos. El filósofo español Jesús Conill, es muy elocuente respecto a este tema, al referirse que “…se hace necesario reorientar la actividad económica por parámetros morales, como la justicia, responsabilidad y solidaridad, hasta reconvertir la economía en economía ética”.
La Economía del Bien Común
Justamente de esta escisión entre lo económico y lo ético, se trató la visita a Chile de Christian Felber, profesor de economía de la Universidad de Viena y fundador de la Economía del Bien Común. Felber plantea que la economía debe poner mayor énfasis en las relaciones interhumanas y los valores éticos. Puesto que el afán de lucro y competencia han transgredido lo profundo de nuestro sistema valórico.
Por ejemplo, una de sus contribuciones a este cambio de pensar sería redefinir los balances financieros de las empresas por balances del bien común en donde predomine el puntaje del bien común conforme a valores como: la dignidad humana, la responsabilidad ecológica, la justicia, la democracia y transparencia. El balance financiero quedará supeditado al balance del bien común y deberá enfocarse en el cumplimiento de éste.
Por consiguiente, el horizonte de trabajo para la Economía del Bien Común será que dejemos de lado la monetarización de la vida (el dinero como motor de la actividad humana) y que nuestro sistema económico promueva valores reales del cual los humanos estamos interesados tales como el bien común y la cooperación.
Finalmente,es de esperar que ideas como esta sigan prosperando e intentando cambiar el actual paradigma económico, aunque muchas sean las dudas que surjan. Las propuestas que pretendan concretar cambios significativos en la estructura social y económica son las que se deben impulsar, para que su desarrollo fomente, como lo dijo alguna vez el economista Alfred Max-Neff, una economía al servicio de los humanosy no los humanos al servicio de la economía.
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